martes, 29 de agosto de 2017

EL CAMINO


Aún recuerdo el camino, que a mi huerta llevaba
 Y a los pies del morrillo, el alcornoque estaba
Espigado y robusto, cuajadito de ramas.
Color anaranjado, cuando sin corcha estaba.
El revisaba todo. Es cual la aduana.
Si llevabas estiércol, si llevabas azada.
Si llevaba avíos, pa unas cuantas semanas.
El camino es de piedras, el camino resbala
Al subir la pendiente, la morriña te atrapa.
Las bestias trastabillan, porque van  muy cargadas,
que a pesar del estiércol, yo también voy montada.

Y en  la cima del puerto, una Virgen postrada
 Esculpida en la piedra, te saluda y te habla.
Ella nos anima, ella, nos da calma,
Ella nos dispone para la bajada,

Porque la pendiente, te asfixia, te cansa.
Haces alto un instante, llega, la bajada.
Arrollando las piedras, que la pendiente arrastra,
Cual una culebra. Y en menos de nada.
Dando trompicones, te has dado de bruces.
Con unos cercados, donde está mi huerta.

Es una campiña llena de frutales
Y con manantiales de aguas muy frescas
 Allí  resplandece mi edén, el Regajo Lobo.
Luego está la vuelta, con todo trocado.
La bajada es cuesta, la cuesta es bajada.

Mas la virgencita, sigue arrodillada.
Sigue dando fuerzas, sigue dando calma.
Y el viejo alcornoque sigue en la aduana.

Viendo lo que llevas en  las aguaderas.
Pepinos, tomates, frutas de la tierra.
Que van bien cargadas, para los amigos.
Que quieran comer, contigo de ellas.

Pero el Alcornoque,  sigue  en la aduana,
Nunca dice nada… mas siempre vigila.
Con miles de ojos que albergan sus ramas.

( Bruma ) 

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