Cómo se
podrá querer,
Y odiar a
la misma vez.
A fe mía no
lo sé.
Ni lo puedo
imaginar.
Cinco
minutos queriendo.
Que odiando,
podrán ser diez.
El encono va engordando.
Y el amor va decreciendo.
Hasta verlo
perecer.
Por qué
será que el amor,
Lleva
consigo esta carga.
Y la pena
nos embarga.
Cuando
muere la ilusión.
Solo
cuentan los reproches.
Y la carga
recae en uno.
Resultando
que es de dos.
El odio más
doloroso.
Se produce
en el querer.
Que se
vuelve rencoroso
Si se
reparte, entre tres.
Lucía
Serrano Pozo.
(Bruma)