lunes, 8 de enero de 2018

EL FESTÍN DE NOCHE BUENA

Ya no se escuchan Zambombas.
Tampoco las Panderetas.
Ni se ensayan Villancicos.
Para amenizar, las fiestas.

Ponemos Belén y Árbol.
Nos mola importar maneras.
Acogemos tradiciones.
Y desdeñamos las nuestras.

La cena, luce impecable.
Y de viandas, repleta.
No nos faltará de nada.
Sobre el mantel de la mesa.

Mas nos falta el santo y seña.
De las canciones antiguas.
Que sonaban lisonjeras.

Y el evento, se desluce.

Pues no sabe a Noche Buena.
Y Jesús se empequeñece.
 Sin  cánticos de la tierra.
Y en la tibieza, perece.

( Bruma )

LOS MAGOS DE ORIENTE

Tres Regios Magos de Oriente.
A lomos de sus camellos.
Vienen a adorar a un Niño.
Atravesando el desierto.

Cargaditos de regalos.
Hacia belén van directos
Porque un Estrella los guía
Cuando pinta bruno el Cielo.

Han de venir muy cansados.
Con ese gran cargamento.
Largas jornadas de marcha.
Porque Belén, cae lejos.

Un siroco enloquecido
Soplando muy malos vientos.
Les ha derramado el Oro.
La mirra está por el suelo.
Y el Incienso evaporado.
Con el grueso de la arena.
Se termina confundiendo.

Mas las férreas Majestades
No se arredran con el viento.
Siguen el rastro del Ángel.
Y la estrella Matutina.
Aunque vaya el paso lento.

Iban caminando tristes.
Pues los regalos perdieron.
Y llegados al portal.
Junto a la madre de Dios.
Sus zurrones van, creciendo.

Todo el oro apareció
La mirra volvió a surgir.
Y cuando el Incienso ardió
El niño Jesús, alegre.
A los tres, les sonrió.

( Bruma )

ERA UNA NOCHE DE REYES

Era una noche de Reyes.
Una niña miró al cielo.
Vio una estrella reluciente.
Y pensó que era un Rey Mago.
Que le traería algo bueno.

Estaba muy desvelada.
No pudo coger el sueño.
Aunque su mamá le dijo.
Que de no cerrar los ojos.
Se pasarían de lejos.

Ella, apretaba los párpados.
Pero no llegó, Morfeo.
Y a la luz de la mañana.
Se incorporó de su lecho.

Sigilosa y de puntillas.
Fue a la cocina corriendo.
A mirar al hogaril
Por si hubiere algún regalo.
Que los Magos le trajeron.

Ella dejó sus zapatos.
Cerquita de las cenizas.
Que habían quedado del fuego.
Para que el Rey Baltasar.
Al bajarla chimenea
Se blanqueara un poquito.
Y no, parecer tan negro.

Dejó sus zapatos limpios.
Descalza fue por el suelo.
Y al alzar su vista al Lar.
Encima de sus zapatos.
Vio una caja de muñecas.
Brillante cual un espejo.

Cuando estuvo bien cerquita.
La apretó, junto a su pecho.
Y voceó a su mamá.
Para que viera el regalo.
Que le dejó el mago Negro.

Mamá yo no me dormí.
Mantuve, los ojos prietos.
Pues me lo dijo la Estrella.
Que guiaba, a los camellos.

( Bruma )