No me mueve la
avaricia, ni la fama.
Solo deseo el brillo,
de los versos
Que mis letras humildes
prendan llama.
Y que inflamen más
allá, del Universo.
Hago líneas cual
arado, en la vesana.
Con la pluma y las
cuartillas, me embeleso.
Con un adiós o un
saludo en la mañana
Mi nombradía, la
trueco por un beso.
Que apostada cada día
en mi ventana.
Mendigo una misiva
cual el preso.
Quien la recibe una
vez a la semana.
Muchas veces herido,
otras ileso.
Mas…aguanto los
vaivenes, con desgana.
No me van las alaracas, con exceso.
Lucia Serrano Pozo.
(Bruma)
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