Una mañana en la calle
Hallé una flor en el suelo
Era de un rojo amapola
Que me deslumbró al momento
Me agaché la recogí
Y enredada entre mis dedos
En mi pecho la albergué
Que lastimarla no quiero.
Hice el camino gozosa
Con aquel tesoro pleno
Pero a mitad del camino
Se enmustiaba mi lucero.
Que largo se hizo el camino
Aunque lo hicimos ligero
Demudada de color
El agua busqué corriendo
La sumergí en el cristal
Y al cabo de poco tiempo
Volvió a lucir su tersura
Como en los mejores tiempos
Aún se conserva en el agua
r
Suave como el terciopelo
Sigue tersa para mi
Conserva un color intenso
Que me tiene anonadada
Y feliz por largo tiempo.
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