Cantar? Loca porfía, ilusión y empeño
vano.
De mi ardiente fantasía.
Para cantar a María?
No basta lenguaje humano, ni basta
humano cantar.
Ni basta humano saber.
Para poder bosquejar, la belleza
singular,
de tan singular mujer.
Bien se yo que los vivientes, en
amorosa porfía.
Han celebrado a María, con dulces
trovas fervientes.
De ensoñadora poesía.
Bien se que amantes cantores y almas
sencillas y puras.
En sus místicos fervores, han le
dicho mil amores.
Han le dicho mil ternuras.
Y en dulcísima tonada, la humana
naturaleza.
Ha cantado entusiasmada, el himno de
la pureza.
De María Inmaculada.
Cosas bellas han soñado, de María los
mortales.
Y en sus sueños ideales, cosas bellas
han cantado.
Con estrofas celestiales.
Mas yo mísero inmortal, que conozco
la pobreza.
De mi lengua terrenal, que diré de la belleza.
De esa mujer celestial.
No intentaré yo señora, con mi lengua
pecadora.
Ensalzar tu nombre santo, fuera a
empañar con mi canto.
Tu belleza encantadora.
Sólo intentaré María, con mi ardiente devoción.
Ofrecerte en este día, suspiros del
alma mía.
Que salen del corazón.
Óyelos tu por favor, óyelos prenda
adorada.
Que son suspiros de amor, de mi alma
enamorada.
De tu alabanza y honor.
Ideal de mis desvelos, alivio de mis
dolores.
Plenitud de mis anhelos, manantial de
mis consuelos.
Y ensueño de mis amores.
Prodigiosa maravilla, del poder del
Creador.
Virgen pura sin mancilla, a quien
Dios mismo se humilla.
Para extasiarse en tu amor.
Sol de toda claridad, de
brillantísima luz.
Clave de la santidad, cifra de toda
bondad.
Y esencia de la virtud.
Crisol de toda ternura, centro de
toda belleza.
miel de toda la dulzura, luz de toda la
blancura.
y flor de toda pureza.
Aroma de la inocencia, astro de
hermoso fulgor.
Resumen de toda ciencia, mar inmenso
de clemencia.
Templo del divino amor.
Obra de Dios que extasía, al mismo
Dios que te hiciera.
Cuán pura el Señor te haría, si
habías de ser un día.
Su augusta madre hechicera.
Yo no sabré más decir, que quien no
te sabe amar.
No sabe lo que es sentir, ni sabe lo
que es gozar.
Ni sabe lo que es vivir.
Dichoso a quien esclaviza, tu belleza
encantadora.
Y de tu amor se enamora, porque tu
amor diviniza.
El alma de quien te adora.
Porque tu amor es la vida, de tan
intenso vivir.
Que alma en tu amor encendida, nunca
se vio confundida.
Ni nunca puede morir.
Ámete yo Virgen Pura, con tan loco
frenesí.
Que olvide toda hermosura, de viviente criatura.
Para amarte sólo a ti.
Anónimo.